DIARIO DE SESIÓN Nº 21.- A los 27 días del mes de noviembre del año 2015, en el salón de la ex- Ancap de la ciudad Punta del Este, siendo la hora 19:40 minutos, se da inicio a la sesión solemne convocada por la Junta Departamental de Maldonado para el día de la fecha.
(Concurren a Sala los ediles titulares Nino Báez Ferraro, Damián Tort, José Plada, Luis Artola, José L. Sánchez, Alexandro Infante, M. Sáenz de Zumarán, Adolfo Varela, Andrés de León, Washington Martínez, María Fernández Chávez, Fermín de los Santos, María del Rosario Borges, Marco Correa y los ediles suplentes Juan C. Rodríguez, Eduardo Méndez, Guillermo Moroy, Natalia Freire, Alejandra Scasso, Américo Lima, Wilma Noguéz, Valeria Silvera, Cristina Pérez, Lilia Muniz, Graciela Ferrari, María Servetto, Teresa Rivero, Fernando Borges, José Igarza, Juan Serrón y Joaquín Garlo. Con Licencia Reglamentaria: José Hualde. Preside el acto: Nino Báez Ferraro. Actúa en Secretaría: Gonzalo Pérez Muró (Director de la Dirección Legislativa).
MAESTRA DE CEREMONIA.- Buenas noches a todos los presentes. La Junta Departamental de Maldonado tiene el honor de recibirlos esta noche para compartir la sesión solemne convocada para esta ocasión con motivo de la conmemoración de los 500 años del desembarco de Juan Díaz de Solís en la bahía de Maldonado.
Para dar comienzo a este acto invitamos a todos los presentes a entonar las estrofas del Himno Nacional.
(Así se hace).
(Aplausos).
Señor presidente.
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias.
Gracias a todos, muy buenas noches.
Agradezco la presencia del señor alcalde Andrés Jafif, también agradezco a todos los que están en esta Mesa, al señor Jorge Céspedes y a los ediles. A los concejales de Punta del Este les agradezco la atención que tuvieron para recibirnos en esta sesión tan especial.
Hoy se realiza la conmemoración de los 500 años del desembarco de Juan Díaz de Solís en la bahía de Maldonado.
Es este de los primeros actos que vamos a realizar, porque, como todos saben, la Junta está en receso en el mes de febrero, cuando realmente se festejan los 500 años.
Vamos a pasar a sesionar en régimen de comisión general.
(En estos momentos se retiran la edila Natalia Freire y el edil Joaquín Garlo e ingresan los ediles Marcela Fernández y Milton Hernández).
Les pedimos a los señores ediles que voten.
SE VOTA: unanimidad, 31 votos.
Vamos a darle la palabra al edil señor de León, que fue quien tuvo la feliz idea, así que le damos la oportunidad de que sea el primero.
Adelante, señor edil.
SEÑOR DE LEÓN.- Muchas gracias señor presidente.
Buenas noches a todos, público en general, autoridades presentes, director de Cultura, señor Céspedes, señor alcalde de Punta del Este, concejales del Municipio de Punta del Este, edilas y ediles, funcionarios y público en general.
Primero que nada y antes de comenzar con lo que nos convoca, quisiera manifestar la alegría de estar en este lugar. A quienes participamos en el período pasado como ediles y aportamos un pequeño granito de arena para que esto siguiera siendo patrimonio de la comunidad de Punta del Este y no se vendiera, hoy nos alegra estar en este lugar y que...
(Aplausos).
... y que las cosas que son de la comunidad se preserven y se cuiden, por lo menos lo poco que va quedando.
Por eso son importantes estas fechas, estos 500 años del descubrimiento del Río de la Plata por Solís, por lo menos el descubrimiento oficial. Para otros podrá ser un encuentro de dos culturas, puede haber muchas maneras de llamarlo; pero digo “el descubrimiento oficial para la historia”, porque quienes somos afectos a ella sabemos que, desde otro punto de vista, fue descubierto por los portugueses en 1502, por Américo Vespucio, al mando de una carabela de Gonzalo Coelho, quienes fueron los primeros en llegar a esta zona, al paralelo 35 y bautizar al Río de la Plata como Río Jordán.
Pero para nosotros oficialmente, y para la historia de esta zona, del Río de la Plata, es el 2 de febrero de 1516, cuando Juan Díaz de Solís, piloto mayor del reino de Castilla, llega a este lugar y le pone el nombre, a la que hoy conocemos como Isla de Lobos, llamándola Isla de San Sebastián de Cádiz. Baja en estas tierras y toma posesión en nombre del reino de España.
Lo importante de la fecha es que es un punto de inflexión en la historia de América, nuestro continente. Esa fecha es la puerta de ingreso para que por primera vez el hombre blanco ponga pie en estas tierras y es el comienzo de esa rica historia de 500 años que tenemos y que yo siempre defiendo.
A veces, quienes tienen la suerte de viajar a cantidad de lugares en el mundo, en un montón de lugares turísticos les cuentan la historia a veces adornada, a veces con matices de leyenda, y nosotros creemos que el rico patrimonio histórico y cultural que tiene Punta del Este y la bahía de Maldonado y su entorno nunca lo hemos aprovechado ni difundido. (cea)
El turismo histórico y cultural es muy bueno para que sea compañero del sol y playa que tenemos.
Creo que es importante la historia, siempre lo digo, porque es bueno saber de dónde se viene para saber hacia dónde se va. Ese punto de partida que arranca con Solís, tiene otro hecho interesante en la historia: después de que Solís desembarca y muere en Colonia –todo ese hecho que nos cuentan en Historia en la escuela–, sus navíos regresan y paran en la Isla de Lobos; allí se abastecen de carne y se llevan pieles, produciendo –lo que llamo yo– la primera exportación del Mercosur. Venden esas pieles de lobo en el mercado de Sevilla, en España, iniciándose así la primera exportación, por lo menos del Río de la Plata.
Esos 500 años, que arrancan en este Río de la Plata, tienen mucha historia para contar. Es bueno que nuestra comunidad la sepa, nuestros gurises en la escuela, en el liceo; siempre digo que hay que apelar más a la historia local para después ir a lo nacional y mundial. Todos sabemos que primero fue Solís, después vino Magallanes buscando ese famoso canal para ir a la Isla de las Especiarías. Después estuvo Gaboto y así sucesivamente, y empezamos a tener muchos visitantes extranjeros.
Voy a hacer un paralelismo de ese ayer con el hoy y esa puerta de entrada que significa este lugar, que primero tuvo el nombre de Cabo Santa María; el primer nombre que tuvo Punta del Este fue Cabo Santa María, después pasó a llamarse Punta del Este.
Por este lugar pasaron piratas ingleses como Francis y John Drake, que se abastecían en el primer curso de agua que había, que era la cañada de la 23; pasaron portugueses, ingleses, holandeses, de todas las nacionalidades. La explotación de la Isla de Lobos; la Compañía Marítima, con la explotación de la ballena..., por eso tenemos una ballena en nuestro Escudo.
Eso es parte de la historia de la bahía de Maldonado; esa bahía de Maldonado que es parte del Río de la Plata, que fue llamado “el infierno de los navegantes”, porque a lo largo de nuestra costa tenemos centenas de naufragios. Para que tengan una idea, entre la Isla de Lobos y la Isla Gorriti –solamente en esta parte– hay más de 144 naufragios. Eso tiene que ver con lo que nosotros siempre insistimos, Punta del Este a esta altura merece tener un museo de historia marítima que cuente estos 500 años de historia que tiene. No solo Punta del Este, la bahía de Maldonado.
Reclamo que todos los naufragios que se han sacado de la bahía de Maldonado, que están en Montevideo, vuelvan para acá para formar parte de ese museo, porque son parte de esta comunidad; no tienen por qué estar en Montevideo. Ese 50% que tiene el Estado, que una vez lo trajeron y se hizo una exposición que se llamó “Testigos materiales de la historia”, tiene que estar acá, porque es parte de la historia de la comunidad y parte de la historia que tenemos para contarles a quienes nos visitan.
Fíjense ustedes, dentro de esa historia tenemos los cañones de Trafalgar, de lo que fue el navío del Almirante Nelson, único cañón rescatado de una batalla mundial.
Tenemos una riqueza enorme, de los rescates del Agamenón, de lo que fue el San Salvador, el Monarca, el Sea Horse, el San Rafael, que le da nombre a esa playa, y así cada lugar de nuestra bahía.
Quiero decirles que con este hecho, hace 500 años, arranca la historia para nuestra zona, para nuestro departamento, nuestra región, nuestro país. Punta del Este hoy, 500 años después, sigue siendo la puerta de entrada. En aquel momento era la puerta de entrada para todos los buques al Río de la Plata. Para nuestro departamento y para nuestro país es la puerta de entrada a los turistas, a las inversiones. Entonces, es importante remarcar esta fecha de los 500 años, que debemos conmemorar para no olvidarnos de la rica historia que tenemos y para podernos proyectar en el futuro.
Creo que en esta fecha de conmemoración tienen que quedar cosas para la comunidad. El planteo es que todos hagamos fuerza –así como fue pelear para que esta vieja estación de Ancap se salvara y fuera parte del patrimonio– por el museo de historia marítima para Punta del Este y que vuelvan todos esos naufragios para acá. (g.t.d.)
Peleemos por rescatar toda esa historia de identidad, por rescatar lo que fue el corredor de baterías, las baterías de la Isla Gorriti, las baterías de la costa, rescatar lo poco que queda; ese corredor es único desde el punto de vista arquitectónico y militar y no lo explotamos desde el punto de vista de la historia local.
Hace quince años que nosotros, como legisladores, venimos peleando por esas cosas, que ojalá se puedan concretar.
Entonces, cuando planteamos esta fecha para conmemorar puntos históricos, también queremos que eso sea aprovechado para poder rescatar esas cosas del olvido y proyectar en la historia de Punta del Este, la bahía de Maldonado y de nuestra región.
Muchas gracias por su presencia, los invito a trabajar por todas estas cuestiones que planteamos; creo que el mayor festejo que podemos tener es trabajar para que Punta del Este y el departamento ‒que tanto le da a los que vivimos acá, pero también a todo el país‒ puedan tener esas cosas.
Cuando veo que se invierte ‒y me hago cargo de lo que digo‒ en el Antel Arena o en otras cuestiones, pienso en que Punta del Este merece que el Estado nacional, de una vez por todas, ponga en ella lo que ella le ha dado al país.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(Durante sus palabras se retiran los ediles Alexandro Infante, Alejandra Scasso e ingresa el edil Darwin Correa).
SEÑOR PRESIDENTE.- Muchas gracias, señor edil.
Ahora tiene la palabra la edila María del Rosario Borges.
SEÑORA BORGES.- Gracias, señor presidente.
Señor presidente, señoras edilas, señores ediles, señor alcalde del Municipio de Punta del Este, señores concejales, señor director general de Cultura de la Intendencia Departamental de Maldonado, demás autoridades presentes, vecinos de Punta del Este y público en general: antes que nada, en nombre propio y de la bancada del Partido Colorado, queremos saludar a todos quienes nos acompañan en la noche de hoy en esta sesión solemne que está realizando la Junta Departamental de Maldonado.
En febrero de 2016 se conmemoran 500 años del descubrimiento oficial de la bahía de Maldonado por Juan Díaz de Solís ‒la fecha ha sido controvertida por varios historiadores, pero la mayoría de ellos lo ubican a fines de 1515 o principios de 1516‒, descubrimiento que se dio cuando Solís ‒“el piloto mayor del Reino”‒ intentaba encontrar el tan ansiado canal interoceánico y resultó confundido por las dimensiones del estuario platense, que los indios denominaban Paraná Guazú, que él llamó Mar Dulce, que otros después lo denominaron Río de Solís y que finalmente, después del viaje de Gaboto, quedaría consagrado definitivamente para la geografía, este río tan ancho como mar, como Río de la Plata.
Solís siguió su curso por el estuario, haciendo escala primero en lo que se denominó Bahía de la Candelaria
‒que sería lo que es hoy Montevideo‒ y después en la isla que denominó San Gabriel ‒frente a lo que sería hoy Colonia‒, luego continuó su viaje arribando a la isla que denominó Martín García por uno de sus tripulantes que falleció allí. Después desembarcó cerca de la zona de Carmelo, siendo atacado por los nativos. De toda su expedición solo quedó un grumete vivo, un niño, Francisco del Puerto, que más tarde sería rescatado por Sebastián Gaboto.
Hoy, 500 años después, cada vez que venimos hacia esta tierra desde el Oeste y divisamos la bahía de Maldonado quedamos deslumbrados por el paisaje con el que fue bendecido nuestro territorio y podemos imaginar cuán grande habrá sido el impacto que la geografía del lugar, este hermoso paisaje, habrá provocado en Juan Díaz de Solís y su expedición.
¡Cuánto daríamos nosotros por haber podido ser testigos de este paisaje en su estado natural! Pero nos tocó vivir en un tiempo y en un lugar determinados y es este en el que estamos y al que nos debemos. (a.g.b.)
En esta sesión solemne, desde la bancada del Partido Colorado queremos brevemente rendir homenaje a quienes han aportado lo mejor de sí a este paisaje, a este territorio.
Los primeros pobladores de este departamento, ascendientes de todos nosotros, vinieron desde lejanas tierras buscando seguramente una mejor oportunidad para sus vidas, y luego ellos mismos fueron motivo para que otros les siguieran.
Punta del Este y las distintas localidades del departamento fueron pobladas por estos inmigrantes que, si bien seguramente venían con la angustia de dejar las tierras que los vieron nacer y familias en su lugar de origen, muy pronto se sintieron atraídos por la magia de este lugar sin igual.
Conocemos y es muy duro referirnos a algunos extranjeros que, como se da en todo proceso migratorio, no tenían medios para regresar a sus tierras y soñaron con lanzarse al mar en un viaje interminable para poder sentirse en casa, pero que igualmente después, con gran esfuerzo, dieron lo mejor por estas tierras.
Familias enteras de otras latitudes poblaron este lugar.
¡Cuánto para rescatar de estas historias, más allá del trabajo de nuestros historiadores ‒que los tenemos y muy buenos‒ , pero cuánto aún queda por hacer para rescatar nuestra más rica historia y luego poder volcarla en un turismo de tipo histórico cultural como complemento del turismo de sol y playa!
Tal vez la celebración de estos 500 años del descubrimiento oficial de la bahía nos dé el impulso suficiente para concretar algunas ideas y para que pasen a ser proyectos que luego se ejecuten.
Y para solo citar un ejemplo: la propuesta del edil de León, que la viene planteando desde hace mucho tiempo en el ámbito de la Junta, de la concreción de un museo de la historia marítima de Punta del Este y de la bahía de Maldonado, rescatando así la historia del sistema de defensa costero de los españoles, las baterías de la costa, entre otros. Es parte de nuestro patrimonio histórico cultural, de una riqueza sin par.
Hace unos años, el entonces edil Eduardo Elinger ‒hoy director del Banco de la República‒ propuso a la Junta Departamental la realización de un reconocimiento institucional a una familia con presencia más que centenaria en la zona, precisamente en Punta del Este, por el significativo aporte que hizo a nuestra sociedad. Y fue así que se realizó el reconocimiento a la familia Sader: un siglo de trabajo en nuestro departamento. Y como a esta familia, a otras, que han hecho lo propio, conjugando, como manifestaba Elinger, dos valores muy importantes: los de la honestidad y la humildad, valores que consideramos parte del éxito de su permanencia. La honestidad, para cumplir y honrar sus compromisos en los diversos ciclos económicos que, en muchos casos, seguramente, no les fueron favorables; la humildad, cuando los acompañaron los éxitos, para seguir adelante asumiendo nuevos desafíos.
Ellos, como otras familias y personas, hoy forman parte del rico patrimonio que integran hombres y mujeres que han cimentado con sus hombros el desarrollo de nuestro Maldonado y del país.
Cuando falta el compromiso y cuando falta el sentido de pertenencia al lugar donde vivimos..., se llevarán a cabo proyectos en este departamento, que, muchas veces, lo único que buscan es un resultado meramente económico, violentando normas que muchas veces llegan a la Junta Departamental para ser convalidadas, desgraciadamente.
Y aquí es bueno poner el acento en aquellos otros que se desarrollaron generando fuentes de trabajo genuinas y preservando más que nada la identidad de nuestro Punta del Este.
Buscando en documentos de la época, encontramos algunos muy curiosos, como un recorte de un diario del 23 de diciembre de 1914, en una sección denominada “Correspondencia”, en la que un turista manifestaba: “Punta del Este quedará indudablemente hermoseado con las nuevas obras; bien que la rambla, por ejemplo, demorará algún tiempo en estar terminada, pero, de todos modos” ‒expresaba el turista‒, “aquello ya no se parece a lo que usted conoció si hace los años que dice que no va. Está muy adelantado en edificación y los hoteles no desdicen de los de otras localidades similares”.
Por otra parte, encontramos también una tarjeta del 9 de diciembre de 1923 del Gran Hotel España de José Miguez, que dice: “Balneario Punta del Este, República Oriental del Uruguay, abierto todo el año” y que da cuenta del menú y de los vinos del banquete ofrecido al presidente de la República, ingeniero José Serrato. (m.r.c.)
Encontramos además un documento de cuando se constituyó la Sociedad de Amigos de Maldonado, integrada por muchísimas personas pertenecientes a todo el quehacer de Maldonado y encabezada por Francisco Piria, Juan B. Servente, el profesor Antonio Camacho, Carlos Seijo y también, entre otros, mi abuelo paterno, Narciso Santiago Borges Veiga, además de algunas mujeres como Florentina D. de Cuervo y Carolina M. Savoya.
En el artículo 3º de su constitución establece: “La Sociedad de Amigos de Maldonado tiene una naturaleza 'sui generis', no obliga sino a un acuerdo constante de voluntades entre sus socios para intensificar, extender y hacer fecundo su amor por el Maldonado histórico y maravilloso. Sus fines, por consiguiente, son” ‒y entre otros menciona los siguientes‒ “coadyuvar con las autoridades departamentales al prestigio cada vez mayor de las cosas del departamento; fomentar, por todos los medios a su alcance, el turismo, de tal modo que todo el departamento, en tan notoria forma favorecido por las esplendideces de su naturaleza, aproveche de las corrientes turísticas; fomentar en sus magníficas playas, sin rivales en el mundo, cómodos y atrayentes establecimientos balnearios; propender a la elevación del nivel moral, social e intelectual en todas las esferas de la sociedad y estimular la cultura física; estimular la implantación de industrias y el desarrollo de todas las demás actividades comerciales e industriales; preservar, sobre todo, el valioso tesoro histórico, constituido principalmente por las antigüedades españolas diseminadas en el departamento”.
Palabras más, palabras menos, cambiando seguramente algunos términos y modismos, sentimos que la sociedad de entonces luchaba por lo que hoy debería ser nuestra lucha.
Quisiera, personalmente ‒y permítanme la referencia, entre otros, a algunos parientes‒, rendir homenaje a tantos hombres y mujeres que hicieron de este Punta del Este un lugar de servicios, donde los visitantes siempre gozaron del profesionalismo de quienes los atendían y de quienes los atienden hoy en restaurantes, bares, librerías, etc., con un trato amable como el que tenía un tío abuelo, Virgilio Víctor Del Core, que era pistero en este edificio de la hermosa Agencia Ancap de Punta del Este, y de tantos otros trabajadores, muchísimos provenientes de San Carlos: padres de amigos, hermanos, jardineros, mucamas, ascensoristas, cadetes, choferes, mozos y encargados de café, etc.
Quisiera recordar a mi bisabuelo paterno, capitán de Marina Nicasio Narciso Borges, proveniente de Lanzarote, quien fuera el primer capitán de Puerto de Punta del Este.
También quisiera recordar a un primo, David, quien en una época de oro de Punta del Este se estableció, entre otros rubros, en el de la inmobiliaria y que siempre ayudó a quienes necesitaban; fue amigo de todos, de los más encumbrados y de los más humildes, quienes en el frío invierno de Punta del Este necesitaban de una mano amiga.
Para terminar, quisiera decir que estas son tierras con vocación de inmigrantes, de visitantes ilustres y los que no lo son tanto, de gente que queda deslumbrada con su paisaje: el río tan ancho como mar que le da cabida a todos.
Nosotros, habitantes permanentes y, sobre todo, quienes tenemos grado de responsabilidad, ya sea política o por la profesión que desempeñamos, debemos trabajar por rescatar nuestros más caros valores de la historia y lograr, como ha ocurrido hasta ahora, que todos, de las distintas razas, credos y clases sociales, puedan convivir en paz en este territorio maravilloso.
Hoy, cuando el mundo es azotado por guerras impredecibles en cuanto a los métodos y a sus resultados, el Río de la Plata debe ser tenido como ejemplo de convivencia en paz. Debemos cuidar esa convivencia, sin permitir que nada la destruya, y trabajar para que siempre se ofrezca una mano amiga a aquel que, como las familias pobladoras de entonces, vengan con honestidad y humildad a estas tierras.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(En el transcurso de sus palabras se retiran los ediles Cristina Pérez, Graciela Ferrari, José Igarza, Teresa Rivero, Juan Serrón, María Servetto; ingresan los ediles Efraín Acuña, Federico Martínez, Enrique Triñanes, Daniel Ancheta, Angélica Hernández, Walter Plada y alterna banca el edil Robinson García).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señora edila Borges.
Tiene la palabra la edila Wilma Noguéz. Adelante, por favor. (a.t.)
SEÑORA NOGUÉZ.- Buenas noches señor presidente, señores ediles, señor concejal, señor director de Cultura, público en general: el 2 de febrero de 1516, 500 años atrás, el piloto mayor Juan Díaz de Solís comandó una expedición de tres carabelas que arribó a nuestras costas.
Descubrió la Isla de los Lobos y, por detrás de ella, una punta rocosa y una bahía protegida por una isla, en la que, sondeando, halló aguas profundas y un curso de agua dulce próximo a la costa, al que hoy le llamamos Paseo de la Aguada, en el que desembarcó.
Bautizó a la bahía con el nombre de “Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria” y a la punta rocosa próxima “Cabo de Santa María”, por ser el nombre correspondiente en el calendario al santoral.
Aquí, ante el escribano Alarcón y el Estado Mayor de la Armada, erigieron una cruz, tocaron trompetas y tomaron posesión a nombre de la Corona de Castilla y León; del lugar cortaron árboles y ramas, desplegando las banderas, y dispararon los cañones en las naves surtas en el puerto.
El acto de posesión se refrendó con un acto religioso, una misa de Acción de Gracias por haber arribado a buen puerto y una reafirmación del hecho político. Esto se llevó a cabo por los capellanes de la escuadra en la playa.
En este puerto permaneció varios días, se aprovisionó de agua y de pesca, muy abundante, y de carne de lobo, prosiguiendo su viaje, internándose en un mar dulce, al que denominó Río de Santa María rumbo a su muerte.
Desde esa fecha se consideró al Cabo de Santa María como puerta de entrada del río que luego se denominaría “de Solís” y “de la Plata”, en el curso del siglo XVI.
Estos hechos tuvieron una importancia política, geográfica, económica, cultural y religiosa, muy trascendente.
En primer lugar, el descubrimiento del estuario fue el hecho que geográficamente puso a estas regiones en los mapas y en conocimiento de la existencia de nuestra cultura en Europa. Entramos en la globalización del conocimiento. Asimismo, el curso de agua se convirtió en la vía de comunicación de la región.
En segundo lugar, el hecho político que en el Cono Sur de América, la primera tierra reclamada por Castilla, a nombre de la reina Juana y del rey Fernando, su padre, y por ende de España, fue la bahía de Maldonado, puerta de la colonización de la cuenca del Río de la Plata, en una presencia que duraría 300 años.
El hecho económico fue que el estuario y sus ríos tributarios se constituyeron en las vías de flujo de personas y de sus productos, desde y hacia Europa.
El hecho cultural y religioso es que la presencia española, inicialmente, y luego portuguesa, parcialmente, le dio la característica a estas regiones con un idioma, el castellano, y luego el portugués, una cultura latina y mediterránea y una religión predominante: la católica
Los 500 años de este hecho, tan relevante para nuestra zona y para nuestro país, ameritan la realización de importantes festejos y, junto a estos festejos, recordar a Juan Díaz de Solís colocando un busto y una placa alusiva en el lugar en el que realizó el desembarco en nuestra bahía.
Quiero, señor presidente, agradecer al compañero historiador, doctor Mario Scasso, quien nos dio material para poder hacer esta exposición.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(Durante su alocución se retiran los ediles Daniel Ancheta, Milton Hernández; ingresa el edil Joaquín Garlo y alternan banca los ediles Nelson Balladares y Oscar Freire).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señora edila.
Ahora tiene la palabra el edil Joaquín Garlo. Adelante, señor edil.
SEÑOR GARLO.- Buenas noches a todas y todos. Gracias, señor presidente y compañeros ediles.
Al enterarnos de la realización de esta sesión solemne se nos despertó la necesidad de traer hoy la voz de los que ya no tienen voz, de los olvidados, pero siempre presentes, de los que parece no son dignos de sesiones solemnes como esta, que es un homenaje estatal que reproduce el colonialismo, y esto es la “colonialidad” de la que hablaba Quijano. (c.g.)
Las páginas más valiosas y permanentes de la historia no se hallan en ningún libro, aunque esta afirmación contradiga a los inmortales como Herodoto o Plutarco. La historia, como la vida misma, no se escribe con eternidad y eficacia sino en su propia carne, moldeando, haciéndose pulso y movimiento. La historiografía moderna, esa que comprime y esquematiza los hechos en síntesis para consumo escolar, ha deformado la historia como tal; y como dice el poeta: "si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia". Hoy quiero poner sobre la mesa cuestiones sobre esta "otra historia".
Hoy se está recordando y homenajeando a Juan Díaz de Solís, el primer explorador histórico del Mar Dulce, del Río de la Plata, según algunos, pero estos se olvidan de los navegantes portugueses que, antes en el tiempo, ya habían surcado nuestras aguas. El explorador sevillano tomó posesión de nuestras tierras en nombre del rey de España, erigiendo una cruz al son de las trompetas ante el escribano Alarcón, llamando a este lugar "Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria".
De carácter belicoso, Juan Díaz de Solís, en el caso de haber muerto, fue víctima de su propia cólera e iracundidad. Con un armamento consistente en seis pasavolantes y dos lombardas gruesas, con suficiente munición, más ocho quintales de pólvora, utilizó este arsenal para asustar a los indígenas que, desde sus naves, avistaba en tierra firme y así demostrar su poderío. Las continuas salvas y disparos de lombarda que realizaba en cada enclave donde ancoraba, hizo que los nativos se pusieran a la defensiva de estos actos provocadores. Como todos los adelantados, Solís representa el proyecto de conquista, de invasión y de genocidio; de cómo la cultura europea avasalló a la cultura americana, quemando en la hoguera a los que pensaban diferente.
Fue esta tierra oriental del Uruguay, territorio de grupos de charrúas, guaraníes, arachanes, bohanes, guenoas, minuanes, pámpidos, yaros, entre otros, quienes fueron desplazados, saqueados y asesinados por los conquistadores. En los 13.500 años de presencia humana en estas tierras antes de la invasión, hubo procesos sociales, culturales, tecnológicos y económicos muy complejos. "Debemos recordar las pinturas rupestres del cerro Pan de Azúcar, las construcciones de piedra de la Sierra de las Ánimas y el Cerro de los Burros como sitio arqueológico con 13.000 años de antigüedad. Todo este patrimonio ancestral del departamento de Maldonado le está gritando en la cara a quienes solo reconocen a Solís y se olvidan de ellos”, nos decía Martín Delgado, miembro del Consejo de la Nación Charrúa, indignado al enterarse de esta sesión solemne y preocupado por este tipo de homenajes estatales que perpetúan la dominación.
Estos pueblos que mencionamos, fueron brutalmente perseguidos hasta su exterminio: la masacre de los charrúas artiguistas, como la llama el maestro Gonzalo Abella, es el comienzo de la impunidad en el Estado uruguayo, la que perdura hasta hoy día.
Y tenemos que recordar la anécdota que el exministro de Educación y Cultura Mercader hacía cuando se repatriaron los restos de Vaimaca desde Francia, que al llegar a la Base Aérea N° 1, la Fuerza Aérea dispuso una guardia de honor y los soldados y cadetes, bajando el féretro embanderado en el Pabellón Nacional, lloraban. Lloraban porque sabían que estaban cargando los restos no solo de un soldado de Artigas sino, además, del padre de todos nosotros.
“¿Dónde están mis ancestros? ¿A quién he de celebrar? ¿Dónde encontraré mi materia prima? Mi primer antepasado americano fue un indio, un indio de los tiempos remotos. Los antepasados de ustedes lo han desollado vivo, y yo soy su huérfano”, escribía Mark Twain en 1881.
El Jefe taíno Cáicihu, ayunó una semana y fue digno de la voz del dueño del cielo y anunció: “breve será el goce de la vida; los hombres vestidos llegarán, dominarán y matarán”.
“Los dioses vengativos” –según los aztecas refiriéndose a los conquistadores–, “que ahora regresaban para saldar cuentas con sus pueblos, traían armaduras y cotas de malla, lustrosos caparazones que devolvían los dardos y las piedras; sus armas despedían rayos mortíferos y oscurecían la atmósfera con humo irrespirable. Las bacterias y los virus fueron los aliados eficaces. Los europeos traían consigo, como plagas bíblicas, la viruela, el tétano, varias enfermedades pulmonares, intestinales y venéreas, el tracoma, el tifus, la lepra, la fiebre amarilla, las caries que pudrían las bocas. La viruela fue la primera en aparecer. ¿No sería un castigo sobrenatural aquella epidemia desconocida y repugnante que encendía la fiebre y descomponía las carnes? (g.t.d.)
Los indios morían como moscas. Sus organismos no oponían defensa ante las enfermedades nuevas.
El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro estima que más de la mitad de la población aborigen de América, Australia y las islas oceánicas murió contaminada luego del primer contacto con los hombres blancos”, escribe Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina.
Y parafraseando nuevamente al escritor uruguayo: “No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca. (…) El derecho de recordar no figura entre los derechos consagrados por las Naciones Unidas, pero hoy es más que nunca necesario reivindicarlo y ponerlo en práctica: no para repetir el pasado”, sino para que seamos capaces de vivir con voces no condenadas al eco perpetuo de la estupidez y la desgracia. (...) “Hasta hace algunos años decir 'recordar' se usaba para decir 'despertar' y todavía la palabra se usa en este sentido en algunos campos de América Latina”.
Debemos tener bien presente que la impunidad es hija de la mala memoria. Recordemos nuestra diversidad y recordemos nuestras luchas por la libertad, la democracia y la justicia y no homenajeemos al despotismo, la opresión y al genocidio.
Aú it sepé oyendau, au huimen bajiná, aú huelcaimar, que del charrúa se traduce como “El sagrado fuego de la memoria camina hacia el mañana”.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(Durante su exposición se retira la edila Wilma Noguéz).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señor edil.
Ahora tiene la palabra el señor edil Marco Correa.
Adelante.
SEÑOR MARCO CORREA.- Señor presidente, señor alcalde, señor director de Cultura: es para mí un gusto estar en esta sesión donde, sin duda, a veces los corazones y las pasiones hacen que la historia pueda tener la tendencia de ir a donde uno la quiera llevar.
A mí me gusta la impronta y la rebeldía de la juventud, y me gusta también ser consciente de que todos los que estamos aquí no debemos quitarle el mérito a Américo Vespucio, que, si se lo habremos dado, que nuestro continente se llama “América” por su nombre.
Américo Vespucio ‒aunque esto esté lleno de leyendas‒ seguramente haya sido el primero en navegar por estas aguas, pero, en definitiva, la historia tiene que ser la que emane de nuestros corazones, con nuestra visión. No es buena, no es mala, es historia y tenemos que respetarla como tal.
Creo que se dieron aspectos muy significativos en estos viajes llenos de leyendas, llenos de historias, donde sin duda estos navegantes, que salían a la mar, buscaban un acceso a otro destino, que eran las famosas Indias, para el comercio de las especias. No vinieron ‒supongo‒ a traer ninguna enfermedad ni a matarnos, aunque la historia en algún caso lo puede tratar de colonialismo. Creo que es el primer contacto... y ahí voy a apoyar totalmente la visión del edil, porque, verdaderamente, hay cosas en nuestra historia que tenemos que aprovecharlas en nuestro propio beneficio para que estas tierras tengan, con esa historia, el beneficio de poder crecer y de poder adquirir la personalidad que cada uno determine que le tiene que dar.
En definitiva, Juan Díaz de Solís zarpó en tres carabelas y en una, de calado más pequeño, fue costeando toda la zona, incluso desde Rocha y La Paloma, aunque, según muchos, llegó a Brasil y fue bajando y llegó a la Isla de Lobos y bajó en nuestra bahía cuyo nombre es el que sus corazones quieran ponerle: la Bahía del Puerto de la Candelaria o Río Dulce, porque contaban las leyendas que cuando Solís les hizo probar el agua a sus navegantes le dijeron “es dulce, no es la misma agua que venimos viendo hasta ahora”. (a.g.b.)
Recorrió las costas y llegó a Martín García. Tal vez, como dice la leyenda, uno de quienes iba en su tripulación falleció ahí, y por eso le puso su nombre.
Solamente quien haya estado puede contar la verdad absoluta. Lo demás dejémoslo a nuestra libre interpretación y utilicémoslo siempre en beneficio de la historia que cada uno quiera ponerle para el desarrollo de la tierra que hoy tenemos.
Estoy de acuerdo con el primer intercambio comercial: 66 lobos salados ‒porque esa era la única forma de trasladarlos, en sal‒ fueron llevados a España, donde fueron comercializados, apenas llegados, sus cueros y sus pieles.
Por lo tanto, más allá de darnos orgullo o dignidad, a nosotros nos importa pensar, creer y convencernos todos de que la historia nunca va a ser ni buena ni mala, ni oficial ni no oficial: va a ser la historia de nuestra mirada, profundamente emanada de nuestros corazones.
Muchísimas gracias a todos.
(Aplausos).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señor edil.
Tiene la palabra el señor edil Federico Martínez.
Adelante.
SEÑOR FEDERICO MARTÍNEZ.- Buenas noches compañeros ediles, autoridades locales, vecinos de Punta del Este y de Maldonado.
Hoy tuvimos una clase fuerte de Historia, y es complicado no irse con algo. Parece como si estuviéramos rindiendo examen, pero forma parte de lo que hay que decir.
Estamos reunidos hoy, como decían muchos de los compañeros ediles, en esta solemne sesión para conmemorar un acontecimiento extremadamente importante que ocurrió hace 500 años, en el siglo XVI.
Era aquel mundo bien diferente al nuestro, con grandes zonas del planeta que se desconocían mutuamente, que tras el viaje de Colón comenzaban a integrarse aceleradamente a este nuevo mundo ‒algunos ubican allí los orígenes históricos de la actual globalización‒. Era un mundo que tendría, a partir de este momento, a Europa como su centro.
El acontecimiento que hoy conmemoramos supuso la incorporación de estos territorios a ese mundo moderno que comenzaba a tender sus redes acá, muy cerca de nosotros, bajo la forma de un descubrimiento.
Los acontecimientos ya son por todos conocidos: se trata de un hecho profundamente ligado a Juan Díaz de Solís, piloto mayor de la Indias, designado por el rey de España tras la muerte de Américo Vespucio, acaecida en 1512.
A fines del año 1515, Díaz de Solís parte desde España al mundo comandando una expedición en la búsqueda del canal interoceánico que les permitiera llegar al Pacífico y a las codiciadas Islas de las Especias.
El 20 de enero de 1516 esa expedición descubre una isla, a la que designa con el nombre de “San Sebastián de Cádiz”. Esa era la actual Isla de Lobos, en la que por cierto Solís y sus hombres permanecen por diez días, obteniendo provisiones y efectuando diversas mediciones.
El día 2 de febrero de 1516 Solís y sus hombres exploran las tierras que desde la Isla de Lobos divisaban, desembarcando y tomando posesión de las mismas en nombre del rey de España. Le designa a la actual bahía de Maldonado el nombre “Nuestra Señora de la Candelaria”, debido a que en esa misma fecha se celebra en España la festividad religiosa de esa virgen.
No hay acuerdo hasta el día de hoy sobre el sitio en donde desembarcó, existiendo al respecto varias hipótesis ‒se podría hablar, y mucho, de eso‒.
Desde el punto de vista historiográfico, al cual queremos hacer referencia, es importante consignar que la fuente más importante es la “Historia General de las Indias Orientales” de Antonio de Herrera, pues del diario de viaje no quedaron vestigios. Tampoco se cuenta con testimonios de los participantes.
Fue también Solís el que le designó a la actual Punta del Este el nombre de “Cabo de Santa María”, pero, como recién me acotaba un compañero edil, también podríamos llamarla “La esquina del Océano Atlántico y el Río de la Plata”, haciéndonos eco de quien fuera un gran comunicador de esta zona, quien así denominaba a Punta del Este. (m.r.c.)
Lo que hemos relatado hasta ahora refiere al descubrimiento oficial, pues en realidad fue Américo Vespucio el primer viajero que llegó al Río de la Plata; lo hizo hacia el año 1502, en una expedición financiada por la corona portuguesa.
Antes de Solís, entre los años 1511 y 1512, otra expedición portuguesa exploró esta zona del mundo, pero claro, los portugueses nunca la iban a detallar porque estaban violando el Tratado de Tordesillas.
Ese territorio, que comenzaba su incorporación a ese mundo moderno ‒sin olvidar que la posterior colonización, en comparación con otros sitios, será tardía en esta zona‒, ya contaba con una población aborigen, de la cual, lamentablemente, poco sabemos.
Quiero ser muy claro: es de enorme importancia lo que estamos haciendo hoy, ya que estamos reafirmando la importancia de nuestras historias locales, evitando el olvido y la indiferencia, tan propios de las sociedades de consumo, evitando que entierren nuestro rico pasado. Debemos investigar y conocer en profundidad esa historia, más aún en un tiempo complejo. Estamos construyendo identidad y reconstruyendo la historia común de todos los que vivimos acá. Es vital avanzar en el conocimiento de nuestro pasado porque, de lo contrario, es imposible comprendernos a nosotros mismos y al presente en el que vivimos. La historia no es una mera colección de hechos pasados, sino una herramienta fundamental para la comprensión de nuestro tiempo y realidades.
Es también tiempo de repensar nuestro territorio y preguntarnos hacia dónde queremos seguir avanzando como sociedad, quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Estas son preguntas trascendentales y hoy es una ocasión propicia para volver a formularlas.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(En el transcurso de sus palabras se retira el edil Marco Correa e ingresan las edilas Cristina Pérez y Susana de Armas).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señor edil, muy amable.
Ahora, en representación de la Comisión de Cultura de la Junta Departamental de Maldonado, tiene la palabra el edil José Luis Sánchez.
Adelante, señor edil.
SEÑOR SÁNCHEZ.- Muy buenas noches, señor alcalde de Punta del Este, señor director general de Cultura, señor presidente de la Junta Departamental, compañeros ediles y público en general.
Llamamos “Encuentro entre dos culturas” a la llegada de los españoles a un nuevo mundo. Situándonos solamente en el escenario de nuestro territorio, recordamos que en el resto de la América precolombina hubo prioridad en cultura.
Esa llegada de los españoles a esta tierra, internándose en el Río de la Plata, deparó la muerte de su descubridor, Juan Díaz de Solís, piloto mayor del Reino en el siglo XVI. Si bien hubo tragedias similares cuando se hizo frecuente la llegada de los conquistadores, nos motiva esta llegada de Solís, descubridor de nuestra bahía de Maldonado. Su muerte no ocurrió en nuestras costas, sino que fue en costas más adentro del Río de la Plata, donde hoy es el territorio del departamento de Colonia. Tampoco se tiene certeza de cómo ocurrió su asesinato, su muerte; pudo haber sido asesinado por parte de la población indígena o en un motín de su propia tripulación. De nada hay pruebas, solo hay un relato de dos de sus tripulantes que, obviamente, no se internaron bosque adentro para no correr la misma suerte.
¿Cuál era la situación de lo que es hoy Uruguay? A los historiadores no les ha resultado fácil el estudio de la población originaria de nuestro territorio, empezando por que no quedan hoy comunidades indígenas diferenciadas del resto de la sociedad ‒como acontece en otros países iberoamericanos‒ y porque lo poco que escribieron los conquistadores se puede encontrar en Sevilla. A la vez, como señalaron historiadores especializados, esas narraciones fueron hechas por personas que, al no estar preparadas para apreciar los hechos, revelaron muchas contradicciones e inclusive repitieron descripciones de otras partes de nuestro continente. (a.t.)
La Arqueología es una ciencia que ha hecho valiosos aportes para tener algún conocimiento aproximado de la realidad. Así, por ejemplo, la Banda Oriental estuvo poblada por grupos indígenas algunos miles de años atrás, siendo naturalmente grupos nómades, de gran movilidad.
Las condiciones de escasos recursos alimentarios, para gente que era cazadora, recolectora y pescadora, con rudimentarios elementos para aprovisionarse, como trabajos en hueso, madera y piedra, posibilitaron esa característica de constante desplazamiento grupal, procurando la supervivencia.
Debe aceptarse que hay imprecisiones sobre la distribución de los indígenas en lo que más tarde fue la Banda Oriental; de igual forma en lo referido a la cantidad de población, que a la época de la conquista española se llegó a estimar entre 2.000 y 5.000 personas. Según la citada obra de González Rissotto y Rodríguez Varese, se agrega que la mayoría eran guenoas.
El clima de Uruguay en esa época era árido y frío, hasta el año 7.000 a.C.; a partir de ahí habría empezado a incrementarse la temperatura, modificándose la flora y la fauna.
Estos autores dicen: “Ese cambio trajo como consecuencia la aparición de animales más pequeños que habitaron el territorio y que caracterizaron al territorio uruguayo como de fauna más pequeña, hasta la introducción de la ganadería vacuna y equina, en los comienzos del siglo XVII”.
Los españoles trajeron hombres con muy buen manejo de armas, con cuerpos protegidos y preparados para la guerra. Los indígenas, en cambio, andaban con el cuerpo desnudo y su armamento era incapaz de contrarrestar al invasor.
Su conocimiento del terreno les facilitó emboscadas y huidas oportunas, pero no más.
Señalamos también que el propósito del invasor era conquistar, colonizar y explotar las riquezas del territorio y, por lo tanto, iban con un plan concreto de lugares estratégicos, como ensenadas, bahías y protecciones en futuros puertos, donde se aprovisionarían de agua dulce, tal cual aconteció en la famosa aguada en nuestra bahía de Maldonado, en Las Delicias, como dijo anteriormente el señor edil.
Una valoración de ese encuentro entre españoles e indígenas queda para quienes estudien objetivamente el tema.
La ciencia es la que investiga, analiza y propone conclusiones.
Hoy sabemos porque está demostrado, cuál es la sociedad que emergió de la conquista y colonización europea pero, en cambio, no puede saberse lo mismo si no hubiesen llegado los españoles a este territorio y hubiesen permanecido los indígenas. (c.g.)
Para finalizar, terminamos con una pregunta: ¿qué clase de evolución y cuánto tiempo les habría llevado a aquellas comunidades indígenas arribar al progreso que tiene la sociedad actual?
Muchas gracias.
(Aplausos).
(Durante su discurso se retiran los ediles Federico Martínez, María Fernández Chávez y Joaquín Garlo).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias, señor edil.
Ahora le vamos a dar la palabra al director de Cultura de la Intendencia Departamental de Maldonado, señor Jorge Céspedes.
Adelante, señor director.
SEÑOR CÉSPEDES.- Señor presidente, señores miembros de la Junta Departamental, señor alcalde, señores representantes nacionales que comparten esta sesión desde la barra, vecinos todos de la ciudad de Punta del Este y del departamento de Maldonado: en nombre del Gobierno departamental, en la persona del señor intendente ingeniero Enrique Antía, deseo transmitir, en primer lugar, el saludo y el beneplácito, en definitiva, más allá de las necesarias instancias de debate por las que deben transcurrir eventos de esta naturaleza, y saludar el hecho de que el Cuerpo legislativo, a través de una Comisión específica del mismo, haya abrazado este evento dentro de lo que son sus sesiones solemnes, pero no porque, de alguna forma, la solemnidad tienda a cubrir con un manto de olvido el proceso histórico en sí.
Se ha hecho referencia, en más de una oportunidad, a la realización de un evento que, evidentemente, puede tener más de una interpretación. No está en el espíritu de la Comisión otra cosa que trabajar aunando esfuerzos, opiniones y compromisos de trabajo de distintos sectores de la comunidad del departamento, para la realización de un evento que no es ni una celebración ni un festejo: es una conmemoración.
Ese ha sido el espíritu recogido, incluso, en el decreto del Gobierno nacional, que establece la creación de esa Comisión bajo la consigna “Encuentro de dos culturas”.
Evidentemente, cualquier proceso de revisión histórica implica ahondar en los procesos, descubrir y comprometer opinión en los mismos, cosa que no está libre de pasiones o subjetividades, pero eso no hace ni da ningún mérito al revisionismo histórico, muy por el contrario, lo degrada.
El posicionamiento actual sobre el debate historiográfico ‒que ya se superó en 1992 cuando los 500 años del descubrimiento‒ no debería repetirse en esta instancia particular, so pena de cometer los mismos e injustos errores de interpretación cuando se somete un proceso, ocurrido en un tiempo tan lejano, al análisis del presente, con los valores y los criterios críticos que tenemos en la actualidad.
Ese análisis cuestiona cualquier proceso histórico ocurrido desde que el hombre es hombre. Y tampoco podemos banalizar el acto en sí, histórico, de la llegada del piloto mayor de Castilla, como tampoco podemos crear una falsa opinión sobre el contexto real de las poblaciones indígenas americanas.
Desde el momento de medir con una misma vara, si es que queremos hacer con un criterio de justicia estricto ese análisis, debemos explicar que la llegada del hombre blanco español en aquel año es propia de un hombre renacentista que llegó a todas partes de América influenciado por los valores de su época. Era un hombre aventurero y arriesgado porque, si no, no se explican las experiencias de aventura exploratoria.
Era también un hombre violento, era también un hombre de fe. (g.t.d.)
Tal vez ninguno de esos atributos lo adornen perfectamente, porque ese hombre era tan imperfecto como lo somos hoy cada uno de nosotros, y si no: que el que esté libre de pecado tire la primera piedra.
En segundo lugar, banalizar el proceso y pasarlo simplemente por el tamiz de cómo debemos interpretar la historia, tratando de atribuirnos la condición de que los hechos pudieran ser distintos, es hacer historia contrafáctica. No podemos cambiar los hechos que ya ocurrieron.
Tampoco las grandes civilizaciones americanas pueden pasar por el tamiz de no tener responsabilidades, porque las grandes civilizaciones americanas también eran colonialistas, eran profundamente imperialistas y eran extremadamente violentas: los aztecas, los mayas y los incas.
Cada una de esas tres civilizaciones expandió su dominio territorial a violencia y muerte, no lo hicieron pacíficamente. Entonces, no deberíamos transitar solamente por el camino de tener una concepción criminal sobre una de las partes, tratando de esconder la verdad sobre las otras.
Y testimonio de esos hechos no es la interpretación a la luz de los principios del siglo XXI. Eso explica por qué Malinche, por ejemplo, se sumó a las fuerzas de Cortés en la conquista del Imperio azteca: para reivindicar los muertos que los aztecas dejaron por su camino.
Yo creo que esta es una discusión superada, porque no se construye una sociedad integrada partiendo del análisis del enfrentamiento. Las sociedades que tienen vocación de crecimiento lo hacen sobre la determinación de un objetivo futuro común, que es lo que le da el criterio de estabilidad a la nación: compartir un destino. Ese ha sido el espíritu que ha animado la realización ‒estoy convencido‒ de este evento, como lo es también el espíritu que domina en la Comisión que hoy lleva adelante la conmemoración de esa llegada de Solís el próximo 2 de febrero del año 2016.
Lo hemos hecho sobre los elementos que nos unen, lo hemos hecho sobre abonar el criterio de que hay una cantidad de conceptos que forman parte de ese arribo y que tienen que ver con nuestra vida de hoy presente. Y, como forman parte de nuestra vida hoy, nos parecen tan comunes que no tomamos expresión de la importancia que tuvieron en su momento.
En aquel desplazamiento exploratorio no solo llegó a América, a esta región puntual, la religión católica, como se ha hecho especial referencia anteriormente. No solo llegó la visión de un Estado moderno, que integraba a este territorio al contexto de la universalidad, no solo esta zona pasaba a integrar parte de la historia del mundo occidental. Llegó también la lengua, con la cual hoy nos comunicamos y nadie cuestiona que debiéramos, de alguna forma, renunciar a aquel elemento que forma parte de nuestra propia identidad. Y aquella cultura que desembarcó acá era una cultura mestiza que empezó a hacer también un proceso de mestizaje con la cultura existente y generó un enorme efecto de sincretismo. Dos culturas que se encontraron sin buscarse, no exentas de dolores, no exentas de controversias y no exentas, seguramente, de puntos que las alejaban en vez de integrarlas. Pero el avance histórico de los pueblos debe canalizarse sobre la fase de construir hacia adelante, porque ‒como dijo algún historiador filósofo y político en algún momento‒ la historia suele repetirse dos veces: una vez como tragedia y otra vez como farsa. Aprendamos de la tragedia para proyectar la sociedad hacia el futuro, evitando que la farsa se presente.
Con ese criterio y con ese espíritu de unidad es que la Comisión hoy está trabajando en la construcción de un futuro mejor. (a.g.b.)
Simplemente quisiera que ahora todos ustedes pudieran ver un pequeño video, de no más de tres minutos de duración, que es el video institucional sobre el encuentro de las dos culturas, basado justamente en el río que nos une.
Muchas gracias.
(Aplausos).
(Mientras transcurre su disertación se retiran los ediles Luis Artola, Fermín de los Santos, Susana de Armas; ingresan los ediles Nicolás Sosa, María Fernández Chávez, Joaquín Garlo y alterna banca la edila Johana Cervetti).
(Se reproduce video).
SEÑOR PRESIDENTE.- Muchas gracias, señor director.
También tenemos que agradecer la presencia de representantes nacionales: a la diputada Elisabeth Arrieta ‒a quien invitamos a integrar la Mesa‒, senadores, diputados e intendentes del interior. Sean bienvenidos y gracias por estar en esta fiesta.
Para finalizar, tenemos que entregarle, en nombre de la Junta Departamental de Maldonado, un pequeño presente al señor alcalde de Punta del Este.
(Así se hace, aplausos).
SEÑOR JAFIF.- Buenas noches a todos.
Estas son las alegrías y las satisfacciones que tiene el trabajar para el Municipio de Punta del Este: que la Junta Departamental de Maldonado esté acá con nosotros ‒ojalá esta sea la primera de muchas‒. Creo que esta es la satisfacción no solo mía sino la de todo mi equipo de concejales, que están siempre al firme conmigo.
Este es el lugar donde el Municipio de Punta del Este en poco tiempo va a estar trabajando y operando. En estos meses hemos hecho muchos eventos acá; estamos marcando territorio, y eso es muy importante.
Así que, ya les digo: alegría y satisfacción de que estén todos acá.
De historia ya hemos escuchado todo, y la verdad es que me quedo contento, porque si hubiera hablado yo, me habría equivocado mucho. Así que vamos a hablar un poco del presente, el presente con respecto a la conmemoración de los 500 años, agradeciendo a todos los que están trabajando. Entre ellos a la Liga de Fomento, que ha tenido esta iniciativa, y a los vecinos, que nos han dado el contacto para que el Municipio ya haya trabajado y ya hayamos invitado a la alcaldesa de Lebrija a Punta del Este para hacer el 2 de febrero un hermanamiento, que eso para nosotros es muy importante.
Queremos felicitar a todos los que están trabajando en este evento: a la Junta, a la Directiva, a los concejales del Municipio de Punta del Este ‒que están trabajando fuerte‒ y a todos los vecinos que dentro de todas las agremiaciones de Punta del Este están colaborando para que el evento sea nuevo. (m.r.c.)
Así que, de historia escuchamos y el presente va a ser dentro de muy poco tiempo: el 2 de febrero; espero que nos salga bien.
Bueno, a la Comisión de Cultura de la Intendencia: tenemos la derecha del intendente para seguir trabajando.
Reitero mi deseo de que ojalá esta no sea la primera sesión de la Junta en este lugar, porque nos enorgullece; que vengan muchas más de este tipo.
Así que: bienvenidos y muchas gracias a todos.
Gracias, Nino.
(Aplausos).
(Durante sus palabras ingresa el edil Juan Silvera).
SEÑOR PRESIDENTE.- Gracias a todos los que están presentes, a los que vinieron hoy a acompañarnos y a las autoridades policiales y militares. Nuevamente agradezco a los diputados, senadores e intendentes; a la diputada Arrieta y a todas las fuerzas vivas que hoy están acompañándonos.
La Junta Departamental de Maldonado con muchísimo gusto sesionó hoy aquí gracias a la feliz idea del expresidente de la Junta, Andrés de León.
Solo nos resta decir: ¡muchas gracias!
Levantamos la sesión. Voy a pedir que las palabras de esta sean enviadas...
Sí, adelante, edil.
SEÑOR GARLO.- Al Consejo de la Nación Charrúa, señor presidente.
SEÑOR PRESIDENTE.- Muy bien. ¿Alguien más?
Edil de León.
SEÑOR DE LEÓN.- Me comunican las funcionarias que los destinos los tenemos que votar en una sesión ordinaria.
SEÑOR PRESIDENTE.- Muy bien.
SEÑOR DE LEÓN.- Igual, aprovecho para decir los destinos: a todos los Municipios del departamento de Maldonado, a la prensa en general, a las instituciones de enseñanza de nuestro departamento ‒tanto públicas como privadas‒, a la Embajada de España, al Ministerio de Cultura y al presidente de la República.
SEÑOR PRESIDENTE.- Muy bien. Señora edila...
SEÑORA FERNÁNDEZ CHÁVEZ.- A la Comisión de Cultura...
(Expresiones inaudibles).
SEÑOR MOROY.- Comisión de Patrimonio Histórico Nacional.
SEÑOR PRESIDENTE.- Perfecto, entonces votamos los destinos solicitados por los ediles... Los vamos a reiterar en la próxima sesión, con toda seguridad.
SE VOTA: afirmativo.
Muchas gracias.
(Aplausos). (a.t.)
(Ediles inasistentes: Santiago Pérez, Jacinto Mártinez, Francisco Olivera, Nario Palomino, Rodrigo Blás, Carlos Stajano, Osvaldo Matteu, Liliana Berna, Diego Astiazarán, José L. Noguera, Sergio Duclosson, Eduardo Antonini, Leonardo Delgado y Lourdes Ontaneda).
Siendo la hora veinte con cincuenta y siete minutos, del día veintisiete de los corrientes y no habiendo más asuntos que tratar, el Sr. Presidente da por finalizada la sesión solemne, labrándose para su debida constancia la presente que se firma en el lugar y fecha antes indicados.
Sr. Nino Báez Ferraro
Presidente
Sr. Gonzalo Pérez Muró
Director Dirección Legislativa
Sra. María Desanttis de Pérez
Directora de Departamento
Reproducción Testimonial